Noticias
Salkantay: el otro camino a Machu Picchu.
Una travesía de cinco días que se
puede realizar en campamentos o a través de cómodos albergues de
Mountain Lodges. Va desde el abra del nevado a la selva alta y el
destino final es el gran santuario inca de Machupicchu.
El tradicional Camino Inca que parte de Ollantaytambo no es la única
ruta para llegar a Machu Picchu. La travesía que recorre el abra del
gran nevado Salkantay, la segunda montaña más alta del Cusco, es una
singular caminata de cinco días, que se inicia desde el poblado de
Mollepata, camino a Abancay y a tres horas del Cusco, en una ruta
que lo lleva desde el abra del nevado, a una altura de 4.600 m.s.n.m
hasta la selva alta de Machu Picchu.
HACIA EL ABRA
El primer día comienza con una corta caminata a una pequeña
laguna de aguas cristalinas coronada por uno de los glaciares de la
cordillera del Vilcabamba, donde se vive en un profundo silencio
interrumpido solo por el sonido del agua.
Este lugar está dominado por las aguas turquesas de los manantiales
que contrastan con el blanco de la nieve y el intenso celeste del
cielo serrano. El territorio nevado del Salkantay nos regala un
paisaje único coronado por picos nevados, donde nos sentimos
realmente diminutos. La caminata continúa y a cada paso nos
sorprende un hermoso escenario, donde la naturaleza es la gran
protagonista.
El segundo día de viaje entramos a Salkantay Pampa, a 4.200 m.s.n.m.,
territorio coronado por la gran montaña. La traducción de Salkantay
es el indomable; y, como saben muy bien los andinistas, muy pocos
han logrado llegar a su cima. Cuentan que una expedición japonesa ha
llegado a dominarla. El Salkantay es famoso entre los andinistas por
sus constantes e impredecibles avalanchas que han cobrado vidas de
varios escaladores.
Luego de una inclinada pendiente llegamos al abra del Salkantay,
donde un cartel y las apachetas (marcadores de piedra) colocadas por
los viajeros nos indican que estamos a 4.549 m.s.n.m.
Miramos a nuestro alrededor y parece que estamos muy cerca de tocar
la nieve y llegar a la otra cara del nevado Tucarhuay, donde se
puede disfrutar del panorama que nos regalan nevados como el
Pumasillo, que están a 6.100 m.s.n.m. junto a otras montañas de la
cordillera del Vilcabamba.
La caminata continúa, esta vez en bajada, y con el paisaje cambiando
a cada paso. Observamos cómo los nevados de Vilcabamba nos muestran
una cara diferente a medida que avanzamos en la ruta.
Dejamos atrás la imponente presencia del nevado Tucarhuay para
adentrarnos en el bosque nuboso.
DESCENSO A LA SELVA
El camino en bajada nos va conduciendo hacia el bosque donde las
orquídeas, las mariposas, los frondosos árboles y las caídas de agua
que se cruzan por los senderos naturales nos anuncian la presencia
de la selva y el paisaje, cada vez más verde, se apropia de las
montañas.
El cruce del río Santa Teresa anuncia la llegada a nuestro próximo
destino: Collpapampa, donde respiramos más profundo, el sol nos
acoge, dejamos atrás los nevados y el bosque nos recibe. Es hora de
descansar y de contar estrellas fugaces.
Continuamos el viaje y al día siguiente nos adentramos en el bosque
hasta tomar el Camino Inca que nos conduce al complejo de Llactapata,
punto de control inca, una especie de tambo desde donde logramos
divisar el Huayna Picchu y las andenerías de la ciudadela, logramos
ver lo que llaman la espalda del complejo inca, otra mirada y otro
camino para llegar a nuestro gran destino final: Machu Picchu.
Bajamos por la hidroeléctrica y dejamos atrás los senderos
recorridos.
Recordamos a nuestro compañero de ruta, el Salkantay y el bosque
nuboso es el nuevo hábitat. Miles de imágenes y noches estrelladas
se nos vienen a la mente y llegamos listos para deslumbrarnos con el
gran santuario inca.
por: MARÍA HELENA TORD.
* Fuente:
Diario El Comercio.
Perú.
* CuscoHotelGuide.com no redacta las noticias aqui publicadas,
son copiadas tal cual de la fuente como se puede ver en link del
mismo y son de propiedad de sus autores que se mencionan en cada
noticia.